Mia puso los ojos en blanco, exasperada. Con una mueca, se acercó a la sombra para tomar un sorbo de agua, mientras maldecía a Megan en su corazón. «Esta zorra ni siquiera es tan guapa como yo. ¿Cómo puede ser una estrella? Si Megan me cuesta hoy mi ascenso al estrellato, ¡me aseguraré de que estar encerrada en su habitación sea la menor de sus preocupaciones!»
El equipo, aunque paciente, se sentía muy irritado en ese momento. El ambiente bullía de insatisfacción, pero nadie se atrevía a expresar su descontento. Si Félix no quería empezar, cualquiera que sugiriera lo contrario se llevaría una sonora reprimenda.
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