En el despacho, Larry estaba sentado en el sofá mientras leía sus documentos. Tenía una expresión sombría. Fuera de la oficina, todo el mundo estaba agitado con sus tareas. Parecía que estaban ansiosos, pero al mismo tiempo, parecía que lo estaban disfrutando. Los empleados de la Corporación Norton estaban tan aterrados como Larry. Para ellos, trabajar horas extras era la norma.
—Descansa un rato —le susurró Joan de repente.
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