—No —fue la fría respuesta de Larry.
Era mejor tener la menor comunicación posible con su familia para que no se enteraran de su estado. Pero su teléfono seguía sonando y no daba señales de detenerse a menos que lo cogiera. Como su paciencia se estaba agotando, Larry hizo un gesto a Caspian para que pusiera la llamada en altavoz.
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