—De acuerdo, comeré contigo. Pero después tendrás que quedarte en casa y descansar, ¿está bien? —la pregunta de Joan fue en realidad una afirmación firme. Le preocupaba que alguien se diera cuenta si Caiden iba a casa de Delilah y se divertía demasiado con Lucius. Aunque el pueblo era pequeño y humilde, era inevitable que hubiera gente buscadora de cotilleos y rumores.
—No quieres que vea a Lucius, ¿eh? Bien, dejaremos eso de lado por ahora. Vamos a comer —dijo Caiden mientras la empujaba hacia el comedor.
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