Gabriella se volvió hacia un lado y actuó como si no hubiera oído nada. Al ver la frialdad con la que se comportaba la mujer, Lonnie echó humo.
—¿Qué pasa, Lonnie? ¿No se supone que debes escuchar lo que te dice Hubert? —Gabriella miró a Lonnie con arrogancia, con un brillo helado en sus ojos.
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