—¿Su hijo? ¿Tienes un hijo? Es una pena, pero está bien. Puedo permitirme alimentarlos a ti y a tu hijo. Jajaja —dijo el hombre.
Joan apretó los puños mientras la ira ardía en su interior. No quería perder el tiempo con ese hombre, así que lo empujó al lavabo con todas sus fuerzas. Justo después, Joan se marchó y volvió a la sala privada.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread