¡Zas! Evelyn no pudo evitar darle una bofetada a Larry, lo que hizo que le apareciera una gran marca de palma roja en la cara. A pesar de la sensación de ardor que sentía, el niño no emitió ni un solo sonido. Sabía que era una cuestión de orgullo. Rachel se estremeció al ver cómo lo abofeteaban. No esperaba ver a su gentil hija actuar con tanta crueldad.
—Basta, Evelyn, deja de pegarle —intervino Shane. No pudo soportarlo ya que sintió que la bofetada sería dolorosa incluso para un adulto, y mucho menos para un niño de ocho años.
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