Capítulo 407 Nada arriesgado, nada ganado
Sabía que, salvo Evelyn, ninguna otra mujer se atrevería a entrar y sentarse en su sofá.
Llevaba un vestido blanco que resaltaba su esbelta figura. Un par de gafas de sol con grandes cristales se posaban sobre sus delicadas facciones, cubriendo la mayor parte de su rostro. Si Mark no se hubiera fijado bien, no la habría reconocido a primera vista.
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