—¿De verdad? ¿A dónde van a ir esta noche? —Los ojos de Vivian se abrieron de par en par con incredulidad. La mujer, en un principio abatida, se emocionó al oírlo.
La expresión de Finnick se ensombreció cuando Vivian se alegró. Ni siquiera se molestó en disimular su alegría, ya que se le notaba en la cara.
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