—¿Qué pasa, Gael? ¿No te alegras de verme?
Viviana lo miraba encantada, pues había hecho un gran esfuerzo para alcanzarlo. Las puertas del avión se habían cerrado cuando ella llegó al aeropuerto. Por suerte para ella, recordó que la compañía aérea podría pertenecer a los Heredia. De ahí que pidiera ayuda a Salomón. Por eso el avión se retrasó unos minutos.
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