—Más tarde, la interrogué y descubrí que un hombre llamado Señor Guerrero había estado contactándola desde que su padre falleció. No dejaba de recordarle que era una Loreto. También la llamaba cuando yo estaba en Yeria y le decía que se había dado cuenta de que siempre me quedaba con ella. Susana estaba preocupada por mi seguridad y por eso me echó.
Juan por fin le contó a Sebastián lo que había sucedido. Por supuesto, le ocultó algunas cosas a Sebastián, como su verdadera razón para quedarse en Yeria.
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