Después de veinte días, Sabrina por fin se animó.
―¿Dónde está Demetrio? ¿Dónde se metió ese b*stardo? ¿Por qué no está aquí todavía? Que venga ya. ―El dolor del parto hizo que la dama dejara de lado toda pretensión. Se tumbó en la cama, sudando profusamente mientras gritaba por Demetrio. Su anhelo por él no había disminuido durante estos últimos veinte días.
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