Cuando Sebastián llegó, Jacinto ya había sido trasladado a un hospital local. El cuerpo de Demetrio había sido escoltado a la funeraria por las tropas de Jacinto mientras esperaban a que llegara Sebastián.
―Señor Sebastián, el Señor Demetrio está... ―Marco, que había estado esperando ahí todo el tiempo, se puso en pie al ver a Sebastián. Sus ojos estaban enrojecidos por la ira y rebosaban de lágrimas.
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