Sabrina se detuvo y se volvió para mirar a Alexandra, que después de perder tanta sangre, se comenzaba a poner pálida, ya parecía un cadáver andante. Sus ojos rojos e inyectados en sangre le daban un aspecto aún más aterrador, era como si la sangre hubiera llenado cada rincón de sus ojos hasta el punto de que incluso los iris estaban teñidos de rojo.
El aspecto de Alexandra sorprendió a Sabrina.
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