—Estamos buscando a un chico llamado Gael Larios. Hace poco se inscribió aquí, en arquitectura. ¿Dónde podemos encontrar esa facultad? —Viviana habló por fin.
La voz de la joven era melosa y su cabello estaba atado en coletas que descansaban sobre su pecho, revelando sus exquisitos rasgos faciales que parecían de una bonita muñeca de porcelana. Los dos estudiantes estaban cautivados por su belleza, e incluso la chica rubia se sintió un poco desconcertada.
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