—¿Estás bien, Alexandra?
Alexandra estaba tan enojada que casi no abrió los ojos. «¡Bast*rdo! ¡Maldito bast*rdo! ¡Me sorprende que estuviera en él volver! Para ser sincera, ¡pensé que no volvería incluso si de verdad hubiera muerto!». Queriendo castigarlo, Alexandra decidió mantener los ojos cerrados.
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