Salomón había estado diciendo toda la verdad. Había pasado desapercibido, manteniendo su teléfono apagado en los últimos días para prevenir que alguien rastreara su ubicación. De vez en cuando lo encendía y era entonces cuando los mensajes llegaban en cascada.
Algunos de los mensajes eran de Isaac, que había acompañado a Sabrina en sus viajes a Jetroina y a Vista Hermosa. Isaac podía mandar los detalles de sus viajes a Salomón cada vez, sin falta. Gracias a la información de Isaac, Salomón sabía con exactitud dónde estaba Sabrina y cuándo, incluyendo su aparición en la carretera esa noche.
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