Habían pasado casi dos meses desde que los dejó. Cuando por fin vio sus adorables caras después de sesenta largos días, quiso correr a abrazarlos a todos. Sin embargo, su peor pesadilla se hizo realidad. Sus dos hijos se comportaron como su hermana. Ella esperaba que se abalanzaran hacia ella extasiados, igual que lo que ella sentía por ellos. Por desgracia, no fue así.
Al contrario, los chicos la miraron con frialdad, como si fuera un fragmento de su imaginación. Tal vez estaban decepcionados de ella y no deseaban acercarse más a ella. «¿Ya no me quieren?». Volvió a sentir el dolor punzante en su corazón. Entonces se acercó un poco y tropezó con ellos.
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