Al final, Susana logró sacar a Juan. Utilizó su identidad como Junco para que la policía lo liberara. Cuando ambos salieron de la comisaría, estaba lloviznando. Susana tomó prestado un paraguas de la comisaría para no empaparse, sin embargo, cuando ella se acercó a él, este se lanzó a la lluvia sin dudarlo.
—¡Juan Heredia, detente ahí mismo! —gritó ella.
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