Como era de esperar, Sebastián decidió tomar el asunto en sus manos. Cuando Demetrio se enteró, decidió acompañar al primero. Jacinto también quería unirse a ellos, pero era demasiado viejo. Además, a juzgar por la situación política de los dos países, no se había llegado a un punto en el que Jacinto necesitara salir. Alexandra reflexionó durante toda la noche y al final pidió acompañarlos.
—Sebas, Demetrio solo sabe de asuntos militares. No podrá ayudarte en los negocios. En caso de que algo salga mal, te quedarás corto de personal. Yo soy la mejor asistente que necesitas en este caso —analizó con calma.
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