—¡Hablaré! Hablaré. Así es. Lo hice a propósito. Vi que me seguía, así que tuve la tentación de venderla por una fortuna. —La mujer al final lo admitió.
—¿Qué dijiste? ¿Que ibas a venderla? —Salomón se puso más que furioso al escuchar aquello.
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