Sus acciones de inmediato rompieron en pedazos todas las esperanzas de Alexandra. Agachó la cabeza, tratando de retener las lágrimas. Sin embargo, comenzaron a rodar por sus mejillas sin control.
Al mismo tiempo, el agarre de Sebastián en el volante se hizo más fuerte. La verdad era que, subconscientemente, se sentía resistente hacia ella. Después de que le diagnosticaran un trastorno de personalidad múltiple, la cara de Alexandra era la única que podía recordar. Así, poco a poco aceptó el hecho de que Alexandra era su supuesta esposa muerta.
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