A Mateo se le llenaron de lágrimas los ojos al pensar en su madre. Sabía que él era la razón por la que ella estaba tan malherida. El niño parpadeó con fuerza para contener las lágrimas. Al poco tiempo, por fin se reconcilió con sus emociones y volteo hacia Sebastián.
—¿Culpas a mami? —Sebastián lo miró, desconcertado—. Mami te mintió. ¿La culpas por eso? —Miró a Sebastián a los ojos.
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