Poco después, alguien del gobierno se apresuró a venir ansioso al recibir la noticia. Esta vez, el funcionario entró en la oficina con la espalda encorvada. Al ver a Salomón, este se disculpó rápido:
—Señor Salomón, lo siento mucho. Es culpa nuestra por ser incompetentes al tratar este asunto. Acabo de investigarlo. Aunque alguien causó el accidente con intención, en verdad no tiene nada que ver con nosotros.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread