Después de todo, lo primero que pensó fue enviar a los niños lejos y no permitirles verla después de lo ocurrido en la tienda de ropa. Pero ahora, Alexandra les decía a los niños que no lo hicieran. Era una cuestión de educación. Al fin y al cabo, Alexandra fue formada como una dama educada desde el día que nació.
—Lo siento, mamá. Me equivoqué. —Mateo al final lo comprendió y se disculpó con Alexandra.
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