—Señora Gavira, ¿va a visitar a su tío Jacobo? El Señor Heredia me ordenó que la espere aquí.
En cuanto puso un pie fuera de la Corte Real Uno, un joven extremadamente bien dotado la saludó. Se presentó y le abrió la puerta del auto. Alexandra no se molestó. Asintiendo sin decir nada, subió al auto.
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