—¿Qué quieres decir? ¿Alguien le pegó? ¿Quién se atrevió a golpearlo, sabiendo que era el hijo de Sebastián? ¿Quién diablos es esa persona? —El hombre soltó al instante.
Los ojos de Alexandra estaban rojos. No quería decirlo, pero al final no pudo contenerlo.
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