—Dios mío, ¿cómo le pudo subir tanto la fiebre? ¿Qué estaban haciendo todos ustedes? ¿Intentaban que la mataran? —Al ver el estado en que se encontraba Alexandra, los médicos del servicio de urgencias del hospital no pudieron evitar reprender al mayordomo y a los demás empleados.
Sin atreverse a objetar, el mayordomo se limitó a bajar la mirada en señal de disculpa y dejó que los médicos hicieran su trabajo.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread