Era como si por fin se hubiera liberado de los grilletes de su pasado. La sensación de estar liberada era tan abrumadora que todo su cuerpo temblaba. «Por fin soy libre».
Ella ya no se permitiría guardar la débil esperanza de volver con Sebastián y excusarlo cada vez que la lastimaba diciéndose a sí misma que hacía esas cosas por una buena razón. «¿A quién estoy engañando? Yo era mi propia prisionera, pero ya no lo soy. Voy a tener una nueva vida después de esto».
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