En lugar de esperar a que Sebastián volviera en sí, Juan tiró de la mano de Viviana y salió corriendo. No sabían dónde tenían que ir a buscar ayuda, pero lo único que sabían era que tenían que hacer algo para encontrar a su mami y salvar a Mateo. Después de un rato, Sebastián por fin volvió a sus sentidos y corrió hacia los dos niños.
—¡Eh! ¿Adónde creen que van?
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