La situación no dejaba a Camila otra opción, así que tuvo que sacar a los cuatro. Tal y como esperaba Alexandra, llevar a los chicos a comer el postre no era la única intención de Camila. Esta siguió las instrucciones de Juliana de llevarlos a Calle del Brujo para comer.
Calle del Brujo era la calle más antigua de la ciudad. Debajo de ella se encontraban antiguas tumbas. Juliana lo hizo para que se asustaron o se sintieran mal por las energías del lugar. Después de todo, los niños de seis años eran todavía inmaduros. Según la superstición, los niños pequeños como ellos podían ser poseídos con facilidad por los espíritus. Pronto, Camila los llevó a una tienda de postres frente al museo de tumbas antiguas.
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