Alexandra miró hacia abajo y vio a sus dos hijos de pie que la veían con sonrisas traviesas. Su rostro se sonrojó momentos después cuando se dio cuenta de cómo estaba vestida y enseguida se metió de nuevo en el dormitorio, cerrando la puerta tras de sí con un fuerte golpe.
«¿Cuándo llegaron esos dos? Espera... Dijeron que Sebastián quería que los llevara a casa, así que... ¿Significa eso que él los trajo aquí?», Alexandra se calmó un poco al pensar en eso.
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