—¿Por qué dormiste aquí, querido? ¿Trabajaste toda la noche? —Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas en el momento en que se fijó en los ojos enrojecidos de Salomón y en su despeinado vello facial.
—Estoy bien. Solo tuve mucho que hacer. Eso es todo —respondió Salomón con voz ronca mientras miraba a su esposa con los ojos llorosos.
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