«Idiota. No saldrías de la cama por un largo tiempo si no me preocupara por tu condición. ¡Y pensar que en verdad dudaste de mí! ¿No sabías que yo, tu esposo, solo reacciono ante ti y solo puedo reconocer tu esencia?».
Sebastián presionó sus labios contra los de Alexandra, sintiéndose un poco molesto mientras abría sus labios. Era un beso fuerte, pero sensual que casi causó que Alexandra se quedara sin aliento.
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