—Señor Augusto, aunque usted se las arregló para correr a su rescate en el momento justo, ella había sido enviada a volar desde una distancia bastante grande. En otras palabras, no había forma de que saliera ilesa. De no ser por mí, no habría salido adelante.
De pie junto a la paciente muy mal herida en la cama, Herminio no pudo resistir el impulso de reclamar los créditos que creía merecer. Salomón permaneció callado durante toda la conversación, ya que era consciente de que la mujer había estado al borde de la muerte durante los últimos tres meses. Era imposible que pudiera salir adelante sin la ayuda del jetroiniano que tenía a su lado.
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