Cuando Juan levantó la cabeza para mirar a Sebastián, el hombre en verdad vio rastros de ira y resentimiento en sus ojos. Nunca había visto a su hijo así. «¿Resentimiento? ¿Juan está resentido conmigo? ¿Odia a su propio papi?». El temperamento de Sebastián se encendió ante ese pensamiento. Su rostro se ensombreció mientras se cernía sobre su hijo.
—¿Qué quieres decir con que no cumplo mis promesas? ¿Qué hice ahora?
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