Al contrario de lo que esperaban, Tatiana aceptó con gusto. Dada la cercanía, Silvana se fue sin pensarlo mucho. Tras eso, solo quedaron Tatiana y Sabrina en la sala. Con su habitual carácter franco, Sabrina hacía lo que quería. En cuanto a Tatiana, se apresuró a pelar frutas para Sabrina.
—Señora Sabrina, le pelaré una manzana. Escuché que son buenas para el bebé.
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