—No lo hice. No escuches todas esas tonterías. —Con una mirada contrariada, Sebastián negó con firmeza.
Al escuchar eso, Alexandra no se atrevió a preguntar más. Ella conocía bien su temperamento y sabía que debía dejar de hablar siempre que él estuviera de mal humor. De lo contrario, solo conseguiría enfurecerlo aún más. Por lo tanto, cerró la boca y le echó una mirada.
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