«¿Secuestraron a Fátima?», estaba muy sorprendido. «Mi madre es vieja y no está bien de la cabeza. ¿Qué sentido tiene secuestrarla? ¿Para pedir un rescate? Pero nunca le dije a nadie que es mi madre».
Además, sus hijos eran más valiosos que Fátima en caso de que los secuestradores iban detrás de su dinero. Sebastián miraba el video en su despacho con un brillo peligroso en los ojos.
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