Cuando Jacinto se despertó, Sebastián estaba a punto de desmayarse debido a los exhaustivos ejercicios de entrenamiento que tenía que soportar. Aunque había tenido su buena dosis de entrenamiento de combate en su momento, no era nada comparado con el entrenamiento intensivo al que tenían que someterse los militantes a diario.
Como militante de la empresa, pasaba la mayor parte del tiempo en su despacho, examinaba innumerables tipos de documentos para garantizar el funcionamiento de la empresa. En otras palabras, era imposible que se acostumbrara a los ejercicios de entrenamiento de los militantes en tan poco tiempo.
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