Sebastián acarició con suavidad la cabeza de Alexandra mientras se dirigían al comedor.
Toda la cena fue difícil para Alexandra. No tenía apetito y la desesperación la invadía, quería estar a solas con sus pensamientos y temores. Mirando a Sebastián, tuvo que poner una fachada feliz para él para que no notara que algo andaba mal. Esa noche fue la más angustiosa para Alexandra.
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