Era una noche silenciosa, sin nadie alrededor. La atmósfera y el ambiente agradable hacían que los dos destacaran en la imagen, de forma íntima. Cuando la suave brisa levantó el dobladillo de la falda de la mujer, el hombre la sujetó al instante por miedo a ser vista por los demás.
«¿Qué tan cerca están para que él haga semejante movimiento?». Roxana casi rompe su móvil en pedazos. «No, ¡esto no puede ser! ¿Cómo pudo salir mal la hipnosis? Soy un prodigio de la psicología reconocida en el país y también a nivel internacional. ¿Cómo podría fallar una simple hipnosis?». Enfurecida, tomó su bolso y salió de la residencia. Al salir, se encontró con su madre.
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