Antes de que Rolando pudiera terminar de hablar, Jacinto golpeó su taza sobre la mesa. Sorprendido, Rolando no se atrevió a decir una palabra después de eso. Aunque Jacinto no era más que un guerrero, Rolando sabía que no podía luchar contra él.
Frente a ellos, Alexandra estaba ocupada dando de comer a Viviana unos camarones, por lo que no se dio cuenta de la situación.
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