Alexandra regresó a su apartamento de alquiler tres horas después. Ella estaba en un bufete de abogados para preguntar sobre cuestiones de custodia con respecto a su hijo mayor. Pero la mujer quedó devastada cuando el abogado le dijo de manera rotunda que las posibilidades de que obtuviera la custodia de Juan eran cero.
Su identidad muerta en los archivos del gobierno era el primer obstáculo. En segundo lugar, la parte a la que se enfrentaba era demasiado poderosa para que ella se afianzara ante un juez.
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