Susana agachó la cabeza y tomó su desayuno. Noemí por su parte, siguió quejándose con su novio después de ver cómo Susana dejó de hablar.
—Dices que me echas tanto de menos que no puedes dormir, pero no pasaste a verme. Tienes todo el día metido en los videojuegos en casa y no te molestaste en venir a visitarme. —Eso es diferente. Pórtate bien ahora —tranquilizó el chico.
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