Roxana estaba furiosa por la repentina aparición de Alexandra y la interrupción de su compromiso. Sin embargo, también se alegró al saber que Sebastián quería dársela de comer a los perros.
Desde que Alexandra se convirtió en comida para perros, Roxana pensó que ya no tenía sentido enojarse por ella. Al fin y al cabo, ella y Sebastián pronto se comprometerían y se casarían más tarde. Por lo tanto, la presencia de Alexandra no era un gran problema.
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