«¿La Señorita Guardia? ¿Quién es ella? ¿Preparó limonada con miel para ese pequeño aburrido?». Mateo inclinó la cabeza mirando a ambos con curiosidad, Sebastián parecía molesto por la visita incómoda.
—No le pedí que viniera. Mándala de regreso —dijo con frialdad.
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