Sabrina se quedó sin palabras. Cuando Demetrio vio a Isaac, se levantó con elegancia de su silla, sosteniendo los certificados.
—Señor Aciaga, gracias por cuidar de mi mujer y mi hijo durante estos últimos seis meses. Cuando celebremos nuestro banquete de bodas en Jadeborough, se le dará un asiento de honor. —Isaac se quedó atónito y estuvo a punto de tropezar.
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