El tiempo también parecía haberse detenido. En ese mismo instante, Alexandra y Sebastián se miraron muy de cerca.
Aparte del palpitar de sus latidos en el pecho, eran incapaces de escuchar nada más, «dijo... que nunca se había casado e incluso me preguntó si lo haría con él... En realidad, eso suena bastante absurdo, ya que tenemos un certificado de matrimonio. Además, nuestros tres hijos ya están en segundo grado y pronto pasarán a tercero».
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