Se mordió el labio. Sintiendo el predicamento en el que se metió, se quedó allí molesto. Sin embargo, al mirar a la niña, sintió que su ira se disipaba sin darse cuenta. Permanecieron en la sala un poco más, ya que Sebastián tenía que ir a trabajar. Antes de enviar a los niños de regreso, llamó al doctor para preguntar por el estado de Alexandra.
—Señor Heredia, la paciente se está recuperando bien. Si no ocurre nada más, podrá recibir el alta en dos días —dijo el doctor.
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